Es un virus de alta prevalencia que produce pocas
manifestaciones y que está directamente asociado al cáncer de cuello uterino.
El 40% de las mujeres que padece el cáncer de cuello uterino
se encuentran en edad reproductiva, por ello es importante controlar el virus
de HPV, el rol de la vacunación a temprana edad y la preservación de la
fertilidad en pacientes con ese cáncer.
El Virus de Papiloma Humano (HPV) es un virus de alta
prevalencia que produce pocas manifestaciones y que está directamente asociado
al cáncer de cuello uterino. Existen más de 100 tipos, y los subtipos 16 y 18
son los que con más frecuencia se asocian a ese cáncer, mientras que los 6 y 11
son virus de bajo riesgo y se asocian con verrugas genitales. La infección por
HPV es considerada una enfermedad de transmisión sexual porque el contagio
tiene relación directa con el contacto sexual.
Al considerar la gravedad, lesiones precancerosas y cánceres
relacionados con HPV; es importante prevenir la infección. Una de las formas
más efectiva es la vacunación. La vacuna por resolución del ministerio de Salud
de la Nación, fue incorporada al Programa Nacional y al Calendario Nacional y
debe aplicarse en forma gratuita y obligatoria a las niñas y niños a los 11
años. Sin embargo, la vacunación no implica el retraso de los controles
ginecológicos anuales que siguen siendo la mejor opción de diagnóstico temprano
que permite el tratamiento y evita la evolución hacia el cáncer.
El cáncer del cuello de uterino es uno de los tumores más
frecuentes entre las mujeres de todo el mundo.
En cualquiera de sus estadios el tratamiento compromete al
útero, por eso la preservación de la fertilidad es un objetivo muy importante.
El tratamiento estándar para los estadios tempranos,
limitado a cuello del útero y con un tamaño menor a 4 cm, es la histerectomía
radical (cirugía para extraer el útero, el cuello del útero y parte de la
vagina, también se pueden extraer los ovarios, las trompas de Falopio y los
ganglios linfáticos cercanos) o simple (solo útero), y para los estadios más
avanzados la quimioradiación.
En pacientes que desean preservar la fertilidad y están en
estadios tempranos, con tumores que miden menos de 2 cm, se puede preservar el
útero a través de una conización (incisión en forma de cono con bisturí para
poder extraer patología de cérvix) o una traquelectomía radical (extirpación
del cuello del útero con parametrios y linfadenectomía) dependiendo si hay
invasión linfovascular o no respectivamente. Según ASRM (Sociedad Americana de
Medicina Reproductiva), la tasa acumulativa de embarazo con traquelectomía es
del 52.8% a los 5 años, la de aborto de primer y segundo trimestre entre 9 -19%
y el riesgo de parto pretérmino entre 48 y 60%. Según una revisión sistémica
publicada en la revista Fertility and Sterility la tasa de nacido vivo llegaría
al 70%.
El tratamiento estándar para el cáncer de cuello localmente
avanzado es radioterapia pélvica y quimioterapia. En estos casos preservar la
fertilidad es bastante más complejo. Se puede elevar los ovarios fuera del
campo de radiación (trasposición ovárica) ya que el riesgo de metástasis
ovárica es bajo. Hay una amplia variación en los resultados de esta última
técnica, podría mantenerse la función menstrual, pero los resultados en
fertilidad son limitados. El acceso a los ovarios luego de la trasposición en
una aspiración folicular que suele ser transvaginal, es realmente un desafío.
Hay reportes de aspiración transabdominal y transferencia de
embriones a un útero portador, luego de histerectomía radical con radiación
pélvica. Otras opciones pueden ser, la aspiración folicular transvaginal para
vitrificación ovocitaria o embrionaria, aunque podría aumentar la diseminación
del tumor o producir ginecorragia. Otra alternativa es la aspiración por
laparoscopía. La criopreservación de tejido ovárico en el momento de la
cirugía, se puede aspirar también ovocitos del tejido ovárico, madurarlos y
congelarlos, aunque es bastante experimental. Hasta el momento el
autotransplante de tejido ovárico no se ha realizado en cáncer de cérvix. El
trasplante uterino, es experimental y no sería aconsejable en mujeres con
cáncer avanzado por el efecto de los rayos en la vascularización uterina.
Fuente: Diario Los Andes